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El factor humano y transición a la nube en México han mostrado en los últimos años un crecimiento en pesos que afirma el cambio de paradigma tecnológico como un hecho irreversible. La estabilidad que muestra el mercado y las enormes oportunidades que trabajar en el entorno de la nube representa para la organización han hecho que aquellas empresas que todavía no han adoptado esta modalidad ya estén afinando las teclas para migrar en los próximos meses, lo que pone de relieve la necesidad de contar con la asesoría adecuada y un plan de transición que oriente las acciones y busque garantizar el retorno de la inversión.

Dados los requerimientos en términos económicos y la gestión del cambio que demanda la migración, la decisión de “subir” en la compañía no se da súbitamente ni forma parte de un acto impulsivo. Por lo general, se trata de una decisión tomada concienzudamente por un equipo relevante en la organización, cuya visión de negocio contempla la flexibilidad que se debe tener frente a los cambios del entorno.

Antes de comenzar el cambio, conviene tener claro que la empresa sufrirá un giro importante que puede aumentar su competitividad. Hablamos tanto de tecnología como de personas, puesto que son estas quienes emplean las herramientas informáticas y es mediante sus competencias digitales que se logra explotar de lleno la nube para beneficiar el negocio.

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Una vez que es comprendido el hito que viene, se debe abordar una metodología que mitigue riesgos y aumente las probabilidades de éxito de la inversión, lo que a grandes rasgos implica:

  1. Identificar las aplicaciones empleadas hasta el momento y catalogar su importancia en función de las necesidades de negocio.
  2. Definir el criterio para migrar y determinar si se requiere construir nuevamente la arquitectura de las aplicaciones en la nube.
  3. Adecuar la plataforma en función de las necesidades.
  4. Implementar el sistema y hacer pruebas integrales y unitarias hasta que la operatividad sea un hecho.

Lo anterior debe ocurrir a la vez que se lleva a cabo un plan para la gestión del cambio y se promueve una cultura digital y un ejercicio de la innovación que aseguren la adopción de las tecnologías desde la perspectiva humana.

Hay mucho del concepto de ecología de la información en este tipo de cambio. Aunque todo gire alrededor de la tecnología, también se trata mucho de las personas, por lo que, más allá del proveedor a contratar y el alcance de las aplicaciones, la inversión en capacidades resulta de igual forma vital.

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Lograr experiencias memorables para los clientes es, por mucho, el deseo de las organizaciones que comprenden que estos constituyen la piedra angular de la relación comercial. Y es la forma en que las tecnologías han hecho evolucionar el marketing lo que ha posibilitado que hoy las empresas puedan brindarles a sus seguidores no solo la solución a sus problemas por medio de los productos o servicios ofrecidos, sino interacciones inolvidables que facilitan la fidelización; así Microsoft y Adobe son una alianza que mejora la experiencia del cliente.

Poniendo justamente el foco en el cliente y abordando la innovación como práctica con el poder de transformar todas las áreas de la compañía, Microsoft y Adobe han perfeccionado a lo largo de 2018 la alianza acordada para optimizar las labores de marketing y ventas de las organizaciones. La misma une productos de ambas firmas y se ejecuta en Azure, la nube del gigante de Redmond.

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Adobe Marketing Cloud

La transformación digital del recorrido del cliente encuentra un mejor resultado cuando se trabaja con plataformas y datos integrados, así, Adobe Marketing Cloud otorga una panorámica fidedigna sobre los seguidores de la marca, lo que permite personalizar las experiencias en cada punto de contacto y diseñar estrategias altamente efectivas.

La colaboración entre Microsoft y Adobe brinda a los equipos de marketing el acceso necesario a los datos de ventas esenciales que antes estaban ocultos. De esta manera, se logran conocer perfiles personalizados; medir el impacto de campañas, así como mejorar la conversión, retención y fidelidad. Al correr en Azure, toda la información se actualiza al instante y está disponible en todo momento y lugar. Lo anterior, asimismo implica la adecuación automática de la nube a las necesidades de crecimiento de la solución.

Una oportunidad de perfeccionamiento en la empresa está dada también con la integración de Dynamics 365 y Power BI al producto de Adobe, lo que aumenta el poderío de las aplicaciones y su alcance. Quienes son usuarios de estas aplicaciones experimentan mejoras significativas gracias a la vinculación de Adobe Campaign y Dynamics 365, de Adobe Analytics y Power BI o de Adobe Sign y Microsoft Flow, por nombrar algunas posibilidades.

Por último, ambas firmas han fortalecido de igual manera su colaboración para que los clientes cuenten con el apoyo oportuno de expertos y solucionen con celeridad los problemas que puedan surgir en las funciones integradas. Todos los esfuerzos mencionados se dan a la vez que ambas empresas se mantienen trabajando en proyectos de inteligencia artificial, analítica y automatización inteligente de documentos, próximo paso de su relación.

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La nube, como habilitador digital esencial en la revolución 4.0, abre un abanico de oportunidades capaces de generar cambios sustanciales tanto hacia dentro como hacia fuera de la organización. Por ello, no es extraño encontrar cada día a más ejecutivos dispuestos a asumir la migración con todo lo que el horizonte de incertidumbre informática les debe generar. Ante este panorama, Azure, la nube de Microsoft, presenta diversas cualidades que la constituyen como la primera opción para el manejo, control y almacenamiento de los datos y la infraestructura tecnológica empresarial.

¿Por qué Azure?

1. En términos económicos y de inversión

El tipo de infraestructura a emplear y la modalidad de contratación permite ahorrar a la compañía: no se requieren inversiones en hardware (disminuye el gasto energético) y el servicio puede facturarse según el uso (bajo de manda). Esta particularidad facilita la incorporación de las pymes a la era digital y experimentar cambios en su funcionamiento a la par de las grandes corporaciones.

2. En términos de practicidad y esfuerzo

Tanto las labores de mantenimiento como de soporte recaen sobre el proveedor, por lo que Azure lleva a una reducción de esfuerzo en ese sentido. Asimismo, al no precisarse la instalación de servidores locales en la empresa y usar espacios virtuales, la operatividad de la solución se puede dar en tiempo record.

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3. En términos de accesibilidad y trabajo colaborativo

Azure admite el acceso a datos desde una diversidad de dispositivos electrónicos bastante amplia (móvil). Esto significa que se puede disponer de información actualizada en cualquier momento y desde cualquier lugar. Esta cualidad agiliza la comunicación en el equipo, disminuye tiempos de respuesta y fomenta la colaboración.

4. En términos de flexibilidad, integración y escalabilidad

La tecnología permite acceder a datos en distintos lenguajes y obtenidos de diferentes plataformas, lo que optimiza el trabajo remoto y facilita trabajar en distintos ecosistemas como Office 365, ERP, CRM, BI y comercio electrónico. Adicionalmente, Azure detecta necesidades y escala de forma automática.

5. En términos de seguridad

Microsoft brinda elementos técnicos y protocolares que hacen de Azure una solución totalmente confiable. En cuanto a almacenamiento y copias de seguridad, “subir” reduce enormemente los riesgos asociados a pérdida de información, así, recuperarse de una catástrofe puede tomar unos pocos minutos.

La computación en la nube se trata de una tendencia irreversible que con seguridad toca un buen número de dispositivos y herramientas que se emplean en la cotidianidad. Azure, así como la inteligencia artificial, no se refiere a un llano producto; es un componente que habita mucho de lo que tocamos cada día.

No hay vacilación alguna: cuando llega el momento de adoptar mayores tecnologías en la empresa, uno de los obstáculos en la toma de decisión resulta ser el costo de las soluciones. El “cuánto cuesta” no tiene una respuesta inmediata y puede ser difícil de responder. Los sistemas para la planeación de recursos empresariales (ERP por sus siglas en inglés) no escapan de esta apreciación. En su caso no es posible asignar un precio fijo, puesto que este depende de múltiples factores que se intentarán resumir en las líneas siguientes.

¿Cuánto cuesta un ERP?

En México, la tipificación de las compañías se hace con base en el número de puestos de trabajo y el monto de las ventas anuales. En la estratificación se hallan micros, pequeñas, medianas y grandes empresas. Los sectores a las que estas pertenecen son diversos, por lo tanto, sus necesidades de negocio también lo son.

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Así, una compañía de comercio con veinticuatro empleados que factura ochenta millones de pesos al año encontrará viable un ERP en la nube que le permita incorporar funcionalidades según su ritmo de crecimiento y cantidad de usuarios. Por su parte, una firma industrial dedicada a la manufactura de vehículos, con más de 250 empleados y facturación superior a los quinientos mil millones de pesos, hallará perfecto la operatividad de un ERP a pleno con sus funcionalidades extendidas y en la modalidad on premise –aunque no hay que perder de vista que la tendencia indica que en un futuro no muy lejano prácticamente todas las empresas estarán en la nube–.

Los desarrolladores de software se han dado a la tarea de proveer en la actualidad de opciones de ERP para todos los presupuestos y requerimientos. La modalidad en la nube ofrece fuertes beneficios al admitir la contratación bajo demanda –base de pago por uso–, lo que permite que las empresas no tengan que ser enormes corporativos y realizar magnas inversiones para experimentar mejoras en su funcionamiento.

Algo es seguro, el costo por la no implantación de un sistema para la planeación de recursos empresariales puede ser mayor al desembolso en tecnología. Un ERP que ha sido escogido adecuadamente y cuya operatividad se lleva a cabo con la asesoría apropiada favorece el ahorro en la organización y ayuda a maximizar el retorno de la inversión. Esta última, labor no muy sencilla, pero que, cuando es demostrada con claridad, favorece enormemente la percepción sobre el presupuesto ejercido.