Mejorar la manera de afrontar los riesgos e incertidumbres relacionadas con el agua es decisivo para adaptar el sector hídrico al cambio climático y garantizar el abastecimiento del líquido a la población. Se trata de un desafío importante para la administración pública cuya canalización es indivisible de las tecnologías. Dado que los sistemas inteligentes en la actualidad ayudan a optimizar de manera sustancial todo lo relacionado a la gestión del elemento en un marco de sustentabilidad, el sector gobierno encuentra en estos un apoyo elemental que lo ayuda a impactar de manera positiva a las personas.
Inteligencia artificial en la gestión del agua
Desde hace un tiempo se viene escuchando que la inteligencia artificial está en todas partes, pero no se trata de un producto en forma de robot; tampoco de un alma que se apoderó de las máquinas para tomar el control del mundo. Dejando a un lado las visiones distópicas y fatalistas acerca de la evolución de las tecnologías, se puede decir que la inteligencia artificial, comprendida como una tecnología con la habilidad para aprender por sí misma, representa una oportunidad significativa para los responsables del diseño de políticas públicas y las empresas, públicas o privadas, encargadas de su implementación.
Para que sea efectiva, la gestión del agua implica un enfoque integral donde el conocimiento de diversas disciplinas concurre en el desarrollo de planes coordinados del líquido y los recursos conexos, lo que pone de relieve la importancia de emplear aquellos derivados de la informática que facilitan maximizar el bienestar social y económico de manera equitativa y sin comprometer los ecosistemas. Hablamos por supuesto de la inteligencia artificial; también de big data, sensórica, inteligencia de negocios, el internet de las cosas y una variedad de formas en que la tecnología se manifiesta.
Contar con sistemas inteligentes puede ayudar a:
- Evitar pérdidas del líquido vital
- Controlar y proteger la infraestructura del agua
- Optimizar las labores de mantenimiento
- Diseñar sistemas de abastecimiento más eficientes
- Mitigar riesgos asociados al ciclo hidrológico
- Monitorear y controlar la calidad del agua
- Reducir costos operativos
Cuando a los anterior se aborda con la perspectiva panorámica que requiere, considerando lo sanitario, la agricultura y la actividad industrial, por ejemplo, y tomando en cuenta el ciclo completo de la gestión hidrológica, los usuarios reciben un mejor servicio, mejoran los precios y se protege el recurso para las generaciones siguientes.
Mejorar la vida de las personas sin comprometer el futuro es el propósito de todo gobierno. En el camino para lograrlo, se presenta entonces como obligación acuñar a las prácticas todo lo útil y necesario, así, las tecnologías son, por mucho, el apoyo más trascendental que las administraciones públicas pueden tener.
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