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El concepto de entorno inteligente hace referencia a los espacios físicos donde las tecnologías de información y la computación ubicua se combinan para lograr un objetivo. Esta última integra la informática en el entorno de la persona como usuario, de allí que represente el eje cardinal de los entornos inteligentes.

Al hacer posible que una computadora no se perciba como un objeto diferenciado y pueda aparecer en cualquier momento, lugar y forma, la computación ubicua se halla en una cantidad creciente de elementos a nuestro alrededor y, apoyándose de su capacidad para la interconexión, da forma a la idea de entorno inteligente para mejorar las experiencias en todos los ámbitos y facilitar la vida de la gente.

Los tipos de entorno inteligente para los sistemas son diversos. Algunos se asocian a absolutos entornos informáticos virtuales, donde los dispositivos acceden a servicios del sistema en cualquier instante y sitio. Por otro lado, están aquellos que mezclan el mundo virtual y el real a partir de la incrustación de elementos como sensores y controladores. También se hallan los entornos de seres humanos que, al hacer uso de dispositivos inteligentes, forman también un entorno inteligente por sí mismo.

Cuando sumidos en la cuarta revolución industrial se habla de tecnologías aplicadas a los negocios, claramente se habla de operaciones generadas en entornos inteligentes. Ya sea que las acciones se enfoquen en la satisfacción del cliente o la optimización de los procesos de manufactura, desarrollar una plataforma donde distintos elementos y tecnologías converjan facilita el desempeño de la compañía y la impulsa a alcanzar niveles más elevados como organización.

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La anatomía del entorno inteligente en el mundo de los negocios varía de acuerdo al tipo de industria, pudiendo aquellas que se dedican a logística o retail fundamentarse principalmente en la sensórica (vinculada con frecuencia a sistemas ERP) para planificar sus actividades de abastecimiento y distribución. Por su parte, aquellas que brindan servicios profesionales por lo general encuentran en las aplicaciones para gestionar las relaciones con los clientes (CRM) la llave para su optimización. No obstante, más allá del tipo de empresa, cuando se habla de entorno inteligente hay un cimiento que resulta común: la nube.

La computación en la nube ha preparado el terreno para que hoy las organizaciones cuenten con múltiples dispositivos enlazados a sus procesos; incorporen la inteligencia artificial, y se desprendan de la necesidad de poseer servidores. Es el gran habilitador de un universo cuyas fronteras con dificultad se pueden medir y donde los modelos de negocio no hacen otra cosa que emerger.

Las ventajas y beneficios de operar en un entorno inteligente empoderan a la empresa para adecuarse con una agilidad sorprendente a los cambios del contexto, por lo tanto, de los negocios. Cuando las posibilidades son aprovechadas como es debido, la empresa puede accionar su catapulta y experimentar un crecimiento exponencial; pero para esto se debe promover internamente una verdadera cultura basada en lo digital y en los datos, una que realmente haga que los usuarios activen su visión más allá de la tecla y exploten cada sistema y posibilidad de la forma más amplia que la informática puede brindar.

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